domingo, 14 de octubre de 2012

ESPISTOLARIO DESDE LA PECERA




CARTA  I 






Que si hastió por un padre y una madre y una hermana
Condenados a los buenos modales
Que si demonio oculto bajo un rostro agrietado por la juventud
o ángel incomprendido buscando la libertad
en una habitación cubierta de sombras y fotografías desiertas
Que si Sartre o las anfetaminas
Que si Sasha, Flora, Buma, Blumita o Blímile
O todas juntas desangrándose en los libros
Que si el silencio reclamando abrigo en una muerte anticipada
Que si una pared negra cubierta de símbolos sin respuestas
Que si una cajetilla tras otras consumida a escondidas
Que si escalera con trampas
o  libretas de notas con mapas que conducían al vacio
Que si Olga, Liz, Julio o Breton
Que si  el reposo en un pecho de cuarenta
o  el deseo ausente en una boca de veinte
Que si el amor como naufrago
o la soledad como gobierno
Que si  bestia de palabras filosas
 o niña asustada con las brujas del armario

Que sí Alejandra,
que sí
Que como sea
tu nombre encontró la eternidad
Retumba
Tu verso es alergia  sin antitóxico que exaspera,
Que sí Alejandra,
que sí
Que  por fin hallaste la calma en ese mundo que soñaste
al otro lado de la vida
Que sí,
que puedes estar tranquila
pues dejaste de ser esa pregunta
 tartamuda
rebotando en un abismo. 



CARTA II





Cuando creamos que el cuerpo,
ese rompecabezas
de huesos  y músculos
que a veces parece desencajarse
con  los dolores de la voluntad y la de carne
Se hizo para volar.

Quizás podamos comprender  la agitación
que revienta el pecho de los pájaros
cuando alcanzan el orgasmos en  la altura,
Ese  ardor en las patas de las panteras
al sentirse cerca de  la presa
o  el alivio de la serpiente
al deslizarse  por la húmeda corteza de un árbol.

Tu madre y tu padre
deben estar satisfechos,
al haber regado de su polvo  para dibujarte
Pues tú sí que supiste Pina,
aprovechar el aleteo de las extremidades,
el temblor asesino en las rodillas
La diferencia entre caminar por caminar.
Correr por correr
y   correr y caminar la vida
trastornada  por  la música que llevamos dentro.

Nunca un pájaro envidio  el  vuelo de un humano
una pantera deseo ser mujer,
ni una serpiente lloró por no tener pies
Hasta verte Pina
Verte rodar
Elevarse
Extenderse sobre la piel de un teatro
Con  la sinceridad de la naturaleza junta.

Hoy giras sobre los movimientos muertos   de mi cuerpo
Pina y pienso:
Que no soy nada más que una triste canción  
Agonizante  
Sin compás
acumulando musgo sobre una columna inútil
que hora tras minuto
luna tras viento
respiro tras supiro,
tropiezo  tras caída
va  perdiendo sensibilidad.

Movilidad del ser.


CARTA III 




Con  tanto tráfico de buenos encuentros
uno termina olvidando cosas:
formas, fechas, estados del clima
del alma
pero olvidarlos no importa,
cuando un momento,
aunque cotidiano,
nunca pierde  el color y  la emoción de la primera vez.

Te he visto  en las portadas de los libros como insignia de rebeldía
 Impresa en bolsos y billeteras
 En fotografías
 como pieza de museo
 Te he visto florecer en el taller de Sonia
conmovida ante tanta admiración
Desbaratada en cada una de tus cartas
En poemas
Yeso
madera
vinilo
En hilo
Y en cada superficie
 Triunfante siempre aparece  
tu mirada de fiera herida.

Te he visto besar mujeres,
romper cristales
llorar colores
Escupir puertas
vomitar recuerdos
coleccionar muertes
He visto tus loros en mis sueños
tus fetos en mis despedidas
¡Te he visto más veces que a mi madre!

Que difícil ha sido escapar a tu figura  Frida.
Le ganas al afán de matar los días,
Al sin sabor  de la cotidianidad
Le ganas a la niña que habita mi conciencia
Y que aún me pide helados de vainilla y globos de colores
Le ganas
porque cada vez que te encuentra en una página,
una canción,
alguna esquina,
se desgonza como una muñeca de trapo olvidada
a la que abrazan un día con afecto
Le ganas y mil veces le ganas
porque la sorprendes,
tanto como cuando soplaba sobre los diente de león
para ver como sus pétalos de cristal se desasían en  el aire.

¡Cuanta emoción le regalas a la chiquilla con tus historias pintadas!
Descifrar  los signos  que en ellas flotan
 le roba tiempo a los ejercicios de matemáticas
que tanto le cuestan  resolver.
¡Cuánto goza esa niña!
mientras se deja atravesar por la emoción de las simples cosas,
que le ofreces con la cálida presencia  de tus pasos.

¡Goza!  porque olvida
 Olvida que camina entre zombis adultos
A los que  ya nada logra  sacarlos  del  letargo
Caverna de la realidad   
Amurallada por las cadáveres de  sus sueños.


Diana Carolina Daza Astudillo
Octubre 2012  




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