miércoles, 19 de noviembre de 2008

LAS NIÑAS DE MIS OJOS...

Mi vida ha estado rodeada de mujeres, quizás por eso los pocos hombres que he conocido han sido tan especiales, encabezando la lista: mi padre, mi abuelo, mi tío, mis hermanos, primos y claro esta, mis contados amigos varones.

El poemario LAS NIÑAS DE MIS OJOS, es un poemario de no acabar, pues a donde quiera que vaya tendré el privilegio de conocer pensamientos e historias hermosas de mujeres de diversos rostros con distintas heridas. Sin participar de ningún movimiento feminista o ser homosexual, siempre me he considerado admiradora de la fuerza y la belleza femenina por lo mismo, he tratado (hasta donde más he podido) de evitar caer en la típica y lastimera actitud de una mujer que destroza el nombre y la reputación de las otras mujeres, sean cuales sean. En vez de destilar veneno sobre ellas me gusta admirarlas, aprender de sus vidas y luchas por más distintas que estas sean a las mías, escucharlas y sobretodo, respetarles sus diferencias y maneras de ver y pensar el mundo.

Aclaro, no por esto me salvo de caer en las garras de alguna y equivocarme o herir a una de ellas en algún punto del camino, soy un simple mortal y habito la realidad.

Quiero compartir con ustedes la dedicatoria de este poemario y algunos textos.



A todas aquellas que he y no he conocido
De las que he escuchado hablar y de las que he hablado
A las que he olvidado y a las que me han olvidado
A las que amo
A las que están por odiarme
A las que he visto crecer
A Diacaliza
A Ju
A Gladys
Y en especial a la que escribe, crece y habita mis ojos.




MUJER PIEL DE OLEO

Los ojos puestos en la nada
Levanta el pincel
Apunta
Y guiada por el llanto que escucha a su interior
Comienza dibujar un rostro escupiendo sapos.

Sólo ella conoce el umbral de ese rostro
Y sabe por que escupe sapos y no serpientes

Manchas verdes y rojas le roban la libertad a las formas
Mientras un par de cuchillos atraviesan los ojos del rostro


La figura se despide del recuerdo

Otra será la mujer, otra la nostalgia
Otro el latido que la ponga de nuevo frente al ventanal de madera y tela
Testigo de sus constantes alucinaciones.



SEGUNDO ACERCAMIENTO A LA NIÑA DE MIS OJOS

A la niña de mis ojos le gusta perderse
Caer de vez en cuando en manos asesinas
Bocas apretadas
Pensamientos malintencionados
Viajar por las calles
Y encontrar su inocencia abandonada en cada esquina.

Sus dudas

Escuchar canciones de amor y sentirse inmune
Otra
Dispersa en un aire que no le recuerda nada
Al que no le duele ya nada
Dormir con sus demonios sin cargarse sus culpas
Esperando que la noche termine sin afán de movimiento.


A la niña de mis ojos le gusta sentir que su amor es entendido
Sin ataduras
Ni promesas tontas
Le gusta sentirse cansada
Ausente
Dormida
Visitando un sueño sin voces
Tambores y algarabía.

A la niña de mis ojos le gustan las trasformaciones
Por eso no le teme al tiempo
A las arrugas
Las celdas
Próximas realidades que se avecinan.



MUJER DOLOR DE TANGO


A Ju,
Compañera de tiempo
Canciones
Y corazones rotos.


Con la voz quebrada como Malena
Ella también canta un tango
Con los ojos hinchados y el corazón remendado.

Cada respiro del bandoneón
le arranca un pedazo al alma
reviviendo al fantasma de mil nombres.

Acostumbrada a los secretos del olvido
recorre los lugares donde perdió la esperanza
esa de arder en la gloria
atada a la piel de aquel que con mate en bulìn
supo llevarla al abismo para luego soltarla.

Con la voz quebrada como Malena
ella despide un tango
mientras aplaza de nuevo el amor
y se traga la pasión para otro más valiente
uno de un solo rostro
que traiga en los labios en fuego de una milonga
y no la tristeza falsa de uno
que se cree tango.



OTRO POEMA A DIACALIZA

Aquella madrugada le pedimos agua a dios
No nos la dio
Quizás porque ya la habíamos bebido toda.

Atravesamos la música que nadie escucho
Y que se confundía con el galope de lluvia de Julio.

Mientras ella imaginaba nuestra libertad compartida
Yo creía escuchar carruajes con caballos fantasmas

Reímos
Y nos cuidados la espalda
Dejando nuestra gratitud en un abrazo que sólo Julieta recordara.

Junto a la recuerdo de la casa de siempre
Un pedazo de ciudad
Esa bogota desolada y peligrosa a las cinco de la mañana
Quedaron nuestras huellas de agua
El frió enterrado en los huesos
Y la esperanza de compartir la victoria.

Que se yo,
Basta decir que como siempre
Ese momento
Parecía el primero que pasábamos juntas.