Portada: Diabolus in musica
Editorial Babilonia
“Nacer en el país que nacimos –
cualquiera que sea -, nos da un punto desde donde comenzar a mirar; pero es
sólo eso. No significa que debamos congeniar con todo lo que allí suceda. Y ya
que el rock tiene la universalidad
para ser música de cualquier urbe, podemos gustar de él sin que represente una traición a
nuestras costumbres patrias. Nada, ni el lugar donde se nace, ni siquiera
nosotros mismos, decide qué nos gusta y qué nos molesta”.
Así pues, como lo declara el escritor bogotano Alejandro Cortés
en el prólogo de Diabolus in musica, libro
Premio Nacional de Poesía Ciro Mendía 2014 del poeta Henry Alexander Goméz,
materializado por la editorial Babilonia, en la inauguración de su colección de
poesía y lanzado a la lluvia y al peligro de las
calles y sus lectores la semana pasada; nos atrevemos a decir que el rock, como una sombra que
abraza, sacude o repele ha llegado
en determinado momento de nuestras vidas, de manera superficial o profunda (
cada uno tendrá su historia y su intensidad frente a él) su gusto o disgusto por él. “El rock
es el folclor de la ciudad. Es la música que palpitó con nosotros cuando
tuvimos conciencia para abrir los
ojos”, agrega Alejandro.
Yo conocí la figura de la gran ciudad cuando tenía 15 años. En la
maleta traía un disco de acetato
de boleros, otro de música colombiana y un montón de cassettes con algunos temas que conocí, gracias a la única emisora que
podía sintonizar en el pueblo – nada que rescatar, debo confesarlo - El rock o mejor, el Rock and Roll, llegó a mi vida
cuando comencé a descubrir un nuevo mundo en esta ciudad hace diecinueve años. Hoy, con Diabolus in musica en las manos - en mi cabeza - reconozco algunos nombres y con ellos, vienen
a mi mente algunas melodías y por supuesto, tras ellas, como sombras, una serie
de recuerdos - la mayoría muy gratos – y este poder darle gracias a la vida por
darme la oportunidad de descubrir que el Rock and
Roll existía y que algo de él, latía en mi.
Cito algunos poemas de este libro
– como abrebocas - compartiendo también
un par de temas de algunos de los músicos que aparecen allí y que reconocí en
mi historia. Los más cercanos. No me queda más que invitarlos a leer este poemario que de seguro
despertará odios y amores entre sus lectores, pero sobretodo, nos acercará un
poco a lo que fuimos, a lo que somos, a lo que seguimos siendo. Nos hará recordar algunos tracks de la banda
sonora de nuestra vida.
Diabolus in
musica como un espejo,
nos presenta en sus páginas un reflejo en el que podemos reconocemos un poco o por
el que pasamos de largo porque nos sentimos como completos extraños.
Diana Carolina Daza Astudillo
Jimi Hendrix
Es en la huella dactilar de mi
música donde se aloja la
flamígera rueda del cielo, arden allí los días en
azufres de
viento, se hace llama doble la
sed de mis pasos.
Lejos del mundo la soledad no nos
habita.
Janis Joplin
Inútil es viajar entre el olor de la ceniza, sepultar amapolas
en las mandíbulas del ángel
ciego.
Canción de la infancia: fumar el
opio de la piel y beber la
última gota de un blues de la
botella más oscura de un bar de
Louisiana. El pulmón amordazado
mientras el gramófono
suena a Bessie Smith o a Billie Holiday.
Un huella descalza la delata, la
delata su sombra trasparente.
Hurga una grieta en la penumbra.
Descúbrete impedida
para contar la multiplicidad de
nubes que rodean tus dedos.
Es bello vigilar desnuda al sol
cuando anochece: la orgía
de su voz baja cóncava al
interior de la tierra.
Billie Holiday
Bebe únicamente de la sombra del
ángel , embriágate con
la savia negra de árboles
muertos.
Un cardumen de pájaros de agua
abraza el canto de tus
alas, los vientos del sur
incendian todo tu escritura. Escucha:
el latido del sol es de hierro.
El pregón de la ceniza sobre los
párpados de la noche me
dirá donde encontrarme.
John Bonham
En el grito del árbol encontrarás
la semilla. Mi escritura
viaja al galope del viento entre
los cascos del caballo. Esta
tierra se adelgaza ante el trueno
del agua en el pecho de un
pájaro.
He dejado al granizo sin aliento.
Jim Morrison
Desde lo alto de la duna dejo caer
una escudilla que rasga
un aire extraño que acecha mi
presencia. Ancianos ángeles
amasan mi saliva con arena. ¿Quién
acompañará mis huellas
para descifrar el verdadero
rostro de la luz?
Romper el cristal. No hay noche más
fría. El nombre del
desierto me persigue. Las puertas
se derrumban.
Con el hueso roto del coyote
buscaré mis años perdidos
junto a un demonio que trama el
antiguo imperio del cielo.
John Lenon
Es el fuego, el abismo, y entre
los pliegues del viento hemos
Ocultado la más sencilla y
compleja de las palabras.
Quizá el golpe de una flauta que
se disuelve en la noche
Hará posible la antigua visión:
Una cuerda para tomarle la medida
al silencio. Un teclado
De lluvias para explorar la geometría
distante de la arena.
Debemos orar juntos para alcanzar
la locura.
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