CARTA I
Que
si hastió por un padre y una madre y una hermana
Condenados
a los buenos modales
Que
si demonio oculto bajo un rostro agrietado por la juventud
o ángel incomprendido buscando la libertad
en
una habitación cubierta de sombras y fotografías desiertas
Que
si Sartre o las anfetaminas
Que
si Sasha, Flora, Buma, Blumita o Blímile
O
todas juntas desangrándose en los libros
Que
si el silencio reclamando abrigo en una muerte anticipada
Que
si una pared negra cubierta de símbolos sin respuestas
Que
si una cajetilla tras otras consumida a escondidas
Que
si escalera con trampas
o libretas de notas con mapas que conducían al
vacio
Que
si Olga, Liz, Julio o Breton
Que
si el reposo en un pecho de cuarenta
o el deseo ausente en una boca de veinte
Que
si el amor como naufrago
o
la soledad como gobierno
Que
si bestia de palabras filosas
o niña asustada con las brujas del armario
Que
sí Alejandra,
que
sí
Que
como sea
tu
nombre encontró la eternidad
Retumba
Tu
verso es alergia sin antitóxico que
exaspera,
Que
sí Alejandra,
que
sí
Que por fin hallaste la calma en ese mundo que
soñaste
al
otro lado de la vida
Que
sí,
que
puedes estar tranquila
pues
dejaste de ser esa pregunta
tartamuda
rebotando
en un abismo.
CARTA II
Cuando
creamos que el cuerpo,
ese
rompecabezas
de
huesos y músculos
que
a veces parece desencajarse
con
los dolores de la voluntad y la de carne
Se
hizo para volar.
Quizás
podamos comprender la agitación
que
revienta el pecho de los pájaros
cuando
alcanzan el orgasmos en la altura,
Ese
ardor en las patas de las panteras
al
sentirse cerca de la presa
o
el alivio de la serpiente
al
deslizarse por la húmeda corteza de un
árbol.
Tu
madre y tu padre
deben
estar satisfechos,
al
haber regado de su polvo para dibujarte
Pues
tú sí que supiste Pina,
aprovechar
el aleteo de las extremidades,
el
temblor asesino en las rodillas
La
diferencia entre caminar por caminar.
Correr
por correr
y
correr y caminar la vida
trastornada
por
la música que llevamos dentro.
Nunca
un pájaro envidio el vuelo de un humano
una
pantera deseo ser mujer,
ni
una serpiente lloró por no tener pies
Hasta
verte Pina
Verte
rodar
Elevarse
Extenderse
sobre la piel de un teatro
Con
la sinceridad de la naturaleza junta.
Hoy
giras sobre los movimientos muertos de mi cuerpo
Pina
y pienso:
Que
no soy nada más que una triste canción
Agonizante
Sin
compás
acumulando
musgo sobre una columna inútil
que
hora tras minuto
luna
tras viento
respiro
tras supiro,
tropiezo
tras caída
va
perdiendo sensibilidad.
Movilidad
del ser.
CARTA III
Con
tanto tráfico de buenos encuentros
uno
termina olvidando cosas:
formas,
fechas, estados del clima
del
alma
pero
olvidarlos no importa,
cuando
un momento,
aunque
cotidiano,
nunca
pierde el color y la emoción de la primera vez.
Te
he visto en las portadas de los libros
como insignia de rebeldía
Impresa en bolsos y billeteras
En fotografías
como pieza de museo
Te he visto florecer en el taller de Sonia
conmovida
ante tanta admiración
Desbaratada
en cada una de tus cartas
En
poemas
Yeso
madera
vinilo
En
hilo
Y
en cada superficie
Triunfante siempre aparece
tu
mirada de fiera herida.
Te
he visto besar mujeres,
romper
cristales
llorar
colores
Escupir
puertas
vomitar
recuerdos
coleccionar
muertes
He
visto tus loros en mis sueños
tus
fetos en mis despedidas
¡Te
he visto más veces que a mi madre!
Que
difícil ha sido escapar a tu figura Frida.
Le
ganas al afán de matar los días,
Al
sin sabor de la cotidianidad
Le
ganas a la niña que habita mi conciencia
Y
que aún me pide helados de vainilla y globos de colores
Le
ganas
porque
cada vez que te encuentra en una página,
una
canción,
alguna
esquina,
se
desgonza como una muñeca de trapo olvidada
a
la que abrazan un día con afecto
Le
ganas y mil veces le ganas
porque
la sorprendes,
tanto
como cuando soplaba sobre los diente de león
para
ver como sus pétalos de cristal se desasían en
el aire.
¡Cuanta
emoción le regalas a la chiquilla con tus historias pintadas!
Descifrar los signos que en ellas flotan
le roba tiempo a los ejercicios de matemáticas
que
tanto le cuestan resolver.
¡Cuánto
goza esa niña!
mientras
se deja atravesar por la emoción de las simples cosas,
que
le ofreces con la cálida presencia de
tus pasos.
¡Goza!
porque olvida
Olvida que camina entre zombis adultos
A
los que ya nada logra sacarlos del letargo
Caverna
de la realidad
Amurallada
por las cadáveres de sus sueños.
Diana Carolina Daza Astudillo
Octubre 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario