Es cierto que hacer empresa en este país no es tarea fácil, pero tampoco es un imposible, como lo aseguran los pesimistas. Hace dos años me lancé a la creación de las LIBRETAS LIBRO PIEDRA DE TOQUE y hasta la fecha, aunque las ventas no han congestionado las cuentas bancarias, ni me han obligado a comprar una caja fuerte donde proteger los millones, la aceptación del publico y de los vendedores intermediarios (librearías y almacenes) ha sido grata. Eso sin saber el sentido y el grado de importancia que estas libretas tienen para quien las ha comprado. Quien sabe donde andarán, todo eso que habrán tenido que escuchar y guardar entre sus hojas. Es maravilloso recibir comentarios , sugerencias y felicitaciones hacia el proyecto y es más hermoso aún, encontrarse y por casualidad, conceptos como el que descubrí este domingo en un articulo de la revista “La Gaceta” editada por el Fondo de Cultura Económica filial Colombia en marzo de 2007, redactado por el escritor mexicano Federico Campbell.
“Sino fuera por los apuntes que vamos haciendo en una servilleta, un cuaderno o una libreta, las ideas se irían sin volver jamás. Porque, como escribía Pascal, hay pensamientos que se van y retornan pero también los hay que vienen y se van para nunca más volver. Por eso es prudente fijarlos en una libreta, tanto como el orden de las palabras en que se manifiestan”. Con este texto Campbell abre el artículo titulado PIEL DE TOPO, donde nos recrea brevemente la mágica labor que este objeto ejerce sobre la cotidianidad de aquellos que se animan a invadirlos.
“Empecé a escribir, porque me gustaba escribir. Fue en primer lugar, un amor hacia los instrumentos que se utilizaban para escribir: el papel, la pluma, los lápices, la tinta. Aún hoy en día cuando entro en una papelería, siento una especie de euforia, que creo se parece a la de un bebedor en un bar”, prosigue más adelante Campbell, citando las palabras del el escritor siciliano Leonardo Sciascia, imagen que me recuerda una de las razones por las cuales se creo las LIBRETAS LIBRO PIEDRA DE TOQUE , esa necesidad de algunos por tener a la mano hojas en blanco en donde escribir , como en el bebedor, como se propone anteriormente, surge esa ansiedad por desocupar esas botellas que lo ponen contento o nostálgico, en este caso, la adicción es para los que buscamos embriagarnos con la belleza, la fealdad, el miedo, la fantasía, que revoletea en nuestro interior y que perdura gracias a la bondad de la tinta.
“Las libretas son un salvaguarda de la memoria” anota el escritor mexicano más adelante y al leerlo, siento un deseo enfermizo por conocer esa cantidad de recuerdos acumulados en las hojas de las libretas que ya no me pertenecen y además me pregunto, ¿acaso las LIBRETAS LIBRO PIEDRA DE TOQUE, no salieron de esa urgencia personal de guardar pensamientos propios y ajenos, para ayudarle a mi mala memoria que requiere de una hoja para recordar desde el pago de una factura de servicio publico, una cita medica o una idea fugaz que pretende ser una realidad? Siempre he preferido una libreta a una hoja suelta que se pierde con facilidad o a una servilleta que lo más probable es que termine hecha polvo en el bolsillo de un pantalón luego de dar mil vueltas en la lavadora.
Este artículo me deja algo de satisfacción, al saber que de alguna manera estoy cubriendo una necesidad básica para cierto grupo de individuos en esta sociedad, animándome a continuar, con las uñas, como hasta ahora, a seguir produciendo más botellas vacías de imaginación para que otros se embriaguen con su propia tinta. Espero que Bruce Chatwin, quien se provisionaba de libretas antes de iniciar sus viajes en una papelería en la calle l´Ancienne Comédie de París, o que el escritor chileno Luis Sepúlveda, ratifiquen mi objetivo, al igual que muchos de ustedes quizás, que como yo, gozamos de coleccionar libretas en el transcurso de nuestra vida, queriendo a manera de ritual, escarbar de vez en cuando en las paginas del pasado.
Para terminar, cito a Chatwin, que con estas palabras cierra el articulo: “Extraviar el pasaporte era la menor de mis preocupaciones: extraviar una libreta de apuntes hubiera sido una catástrofe”.
Dejo a criterio de ustedes su sentencia.
Diana Carolina Daza Astudillo