Cuatro mujeres,
cuatro nuevas voces, cuatro estados
alterados por la poesía reunidas en las
páginas de nuestras libretas libro en: OVULUM DE FUEGO / Antología de poesía femenina.
Aquí, una breve
muestra de su poesía, de sus viajes. Un abre bocas del trabajo y talento de estas cuatro artistas colombianas para que queden tentados a buscar más sobre
ellas en las libretas libro y en todas las esquinas del mundo.
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Jenny Bernal. Bogotá, 1987. Gestora cultural y cofundadora
del Festival de nueva narrativa y poesía "Ojo en la Tinta".
Actualmente colabora para la revista Contestarte de la Universidad Nacional de
Colombia. En el año 2011 público en Raíces del viento: cinco poetas jóvenes
colombianos de la editorial Cuadernos Negros. Miembro del colectivo literario
La Raíz Invertida.
TIC TAC
Le pregunto al tiempo
si puede detenerse
mientras finjo que vivo
para que su tic tac
no acelere mi caída.
QUIEN CONDENÓ AL OLVIDO
I
Se dice de quien condenó al olvido
que posiblemente era mujer.
se dice, de aquel olvido
que era la sombra de un hombre.
Se dice
que él derritió sus alas
en un amanecer
y arrojó a la memoria
al pozo donde caían sus lágrimas.
Se dice, que la noche labró una muralla
de letras,
Obligando al olvido a una eternidad
de atrapar grafías que se desvanecieran en sus dedos.
II
Se dice
que una mujer condenó al olvido
a ser un buen libro
jamás leído.
LA OTRA RESURECCIÓN
Surge su voz
de un lugar desierto
retumbando
en un espacio sin memoria,
escupiendo míseros soplos
a unos ojos
que han decidido cerrarse.
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Tania Ganitsky.
Bogotá (1986). Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Javeriana
y Magister en Filosofía de la Universidad de los Andes. Ha trabajado como
librera, bibliotecaria, traductora y tutora. Ha participado en algunos
encuentros de poesía en la ciudad de Bogotá. Trabaja y tiene una beca en la
Universidad de los Andes, donde actualmente hace la Maestría de Literatura.
Haiku
El
caos baila,
el animal respira;
no se detienen.
También yo
tengo que ser salvada.
y sé que el fuego
sólo perdona la destrucción.
Cada una de mis oraciones
guarda el deseo salvaje
de la nada.
Cada una de mis oraciones
me fisura.
Asistimos a la majestuosidad del fracaso,
adoptamos la postura del asesino.
Nos lavamos las manos una y otra vez;
camino al paredón
balbuceamos algún verso lejano
El silencio de las cosas
reales,
la magnitud de su secreto,
exige que destrocemos
las palabras,
que aceptemos la
verdadera ausencia de
respuesta
y arrojemos la expectativa
al fuego.
Ése es el único ardor que
me deslumbra.
Yenny León. Medellín, 1987. Filóloga Hispanista de la
Universidad de Antioquia. Obtuvo el I Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín
(convocado por la revista Prometeo y el Festival Internacional de Poesía de
Medellín) con su poemario “Tríptico” y el I Premio Nacional de Poesía Joven
Andrés Barbosa Vivas con su poema “Mujer de agua”. Varios de sus escritos han
sido publicados en revistas tales como Prometeo, Contestarte y La Otra, así
como en la antología poética “El crepúsculo de la palabra”.
LA
COLA DEL ESCORPIÓN
Mis pies son el marco del árbol,
Gotea infinita la aurora…
Sobrevuelo el camino del agua
en una ola vacía.
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Siento celos de las piedras,
envidio su inmortalidad.
La cola del escorpión atraviesa la comisura
de mis labios.
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Soy
mi más amado huésped,
La
más tierna quietud.
Mi
tronco burbujea sobre el cubo,
abro
el pergamino ciego,
leo
la noche sobre mi espalda.
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PLAYÓN
DE SAL
Tengo un cansancio
de hueso
acumulado.
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Ya no se me desangran los ojos
en un llanto bajo y salino;
con palabras como picos
me han horadado las órbitas.
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Busco
derrotar
el
origen de mis manos,
partir
desde la primera herida de mi cuerpo
y
entrar en la lluvia
para
abrirme
como
ruega el día.
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NO ME
CULPES
No soy persona recta
ni curva.
Como el tiempo enmarañado
soy nudo de mundos.
No
me pidas rigidez
pues
surto en telaraña
vinos
mezclados
que
sangran tu pecho.
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No
me enseñes el declive
de
tu espalda
para
rasgarla en soledad.
Puedo
hacer sonar tu alma
cual
laúd,
alzarte
de brazos
desde
el naranjo,
ser
tu animalesco salvador,
tu
laurel verdugo.
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No
me culpes
por
perderme en la orilla
ni
por intentar
surcar
la noche
sin
alas.
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Bibiana Bernal. Calarcá, Quindío,
Colombia. 1985. Poeta, editora y minicuentista. Directora de la Fundación
Pundarika, Cuadernos Negros Editorial, la Revista Minificciones y el Centro de
Investigación y Difusión del Minicuento, Lauro Zavala, especializados en
minificción. Ganadora del Concurso de Poesía Comfenalco, en la categoría
juvenil (2003). Socia fundadora y miembro de la Junta Directiva de la Red de
Editoriales Independientes Colombianas (REIC). Ha publicado las antologías
Mujeres minicuentistas, 8 Cuentistas Quindianos, 5 Ensayistas Quindianos,
Minificción Quindiana, Ellas cuentan menos y el libro de poesía, Silencios de
Hadaverde.
Despertar en el sueño
de una manzana
sin morder su carne dulce.
Escuchar
el canto de los gusanos.
No esperes
que la muerte te olvide.
Vendrá por ti
cuando no te queden hojas
y seas espacio para habitar.
Cadáveres como espejos
amplían espacios.
Fragmentos de vidrio
llamando la atención
de los vivos.
Cuánta soledad
en ojos caminantes
que miran sin mirarme.
Encuentro caminos
por recorrer en mis dedos.
Todo despejado.
Sin embargo mis uñas
no alcanzan a cruzar el puente.
Cuánta basura habita
en besos de los amantes.
Sus cuerpos,
sombras marchitas.
Flores cerrando puertas de otros días.